hola, soy María, fundadora de imagine, un estudio boutique en un pequeño pueblecito de la Costa Blanca, Orba, donde ahora vivo. 

nací en Madrid, madre de Tomás, el amor de mi vida, mi motor y el motivo de mi propósito. la belleza me llena el corazón, me conecta emocionalmente con algo profundo. los paseos por la orilla del mar son un must para mi. 

desde niña el interiorismo me ha atraído. tras estudiar económicas y trabajar como consultora de negocio en una multinacional de las big five, que a todos os sonaría. . . la vida me dio el empujón que necesitaba para estudiar y hacer lo que siempre quise. . . arquitectura de interiores. . . desde entonces mi pasión. 

alguien me dijo un día: con qué puedes pasar las horas muertas, sin cansarte? pues a eso es a lo que tienes que dedicarte. 

después empujé yo para seguir descubriendo mis pasiones y en bellas artes encontré lo que me faltaba. 

para ahondar en mi crecimiento personal me he formado en terapia Gestalt, lo que me ha dado una visión más amplia acerca de mí misma y del ser humano… 

cuando se consigue saber lo que eres, es cuando tienes la libertad de hacer lo que quieres. oficio, conocimiento, maestría, atrevimiento, osadía, seguridad. . .  toda experiencia trato de aplicarla en mis interiores, en mis cosas. . . pero sobre todo en la vida. y hay una cosa que sí he aprendido: convences si tú estás convencido, fascinas si tú estás fascinado. . . 

economista, interiorista, artista, terapeuta gestalt. . . si tengo que decir algo de mí: me divierte lo que hago. 

y con 45 años de forma insospechada la escuela de mi hijo trajo a la cosmopolita que era a un pequeño pueblo en la montaña… y el Mediterraneo me enamoró… el mar, la montaña, su clima cálido y acogedor que invita a disfrutar del aire libre, su luz dorada que ilumina cada rincón con magia, las texturas de sus materiales naturales, la piedra, la madera y el barro, que conectan con la esencia de la tierra y que cuentan historias antiguas, y ese aroma inconfundible a sal marina, pinos y hierbas que despierta los sentidos, y, por supuesto, sus artistas y artesanos, guardianes de tradiciones que convierten lo cotidiano en arte y dan alma a cada rincón de esta tierra única.